viernes, diciembre 18, 2009

De pavos, panetones y otras reflexiones


para las chicas que me engríen y ríen conmigo...
Me piden que comente una vez sobre mi especial devoción por la Navidad... ¡complicado! Ya he dicho todo lo que tenía que decir y expresado todo lo que tenía que expresar. Ser antinavideña es complicado en tiempos como estos. ser antinavideña es visto hasta como una malacrianza, como una ofensa, como un handicap porque SI me queda claro que la rara soy yo. Felizmente, JC es tan raro como yo entonces ya me siento en compañía.
I
A pesar de mi especial, singular y NULO espíritu navideño al final me dejo vencer por ciertos ritos inevitables y tampoco puedo zafarme del entrampamiento social que fechas como esta suponen. Intervengo en los intercambio de regalos, en los lonchecitos, en las comidas, hasta en los "cookie swap". Mientras la agenda laboral lo permita me doy el gusto, puesto que lo me encanta es estar con mis amigas y comer.

II
Yo me quejo del estrés navideño, del tráfico, de la locura de los regalos, de las correrías de las personas... No obstante, el otro día al salir de una tienda a la que le tengo especial cariño -me ahorro la publicidad porque no la necesita- me detuve a pensar en qué tal carga que tienen que sobrellevar los vendedores y todo aquel que tiene que ver con atender al público. Esas chicas, en especial, son la personificacion de la "santa paciencia y tolerancia". Viví 20 minutos de estrés realmente FUERTE causada una veintena de mujeres en unos 90 mts2 especialmente histéricas, intolerantes, impacientes e indecisas (por más lista previas que seguramente habrían hecho). Lo que más me chocó es con qué facilidad ciertas féminas son capaces de pasar por encima de la dignidad del otro y lo tratan como una suerte de siervo feudal cuyo DEBER es soportar el engreimiento y malacrianza. Agradece mamita que yo te pago tu sueldo y por ello has perdido tus derechos, parece decir la actitud que asumen. Las que atienden (las atienden) son unas campeonas en el estoicismo que soportan. Me saco el sombrero ante ellas porque de por sí el nivel de decibeles debe volar por encima del límite permitido en esta suerte de gallinero navideño metafórico donde las gallinitas compradoras caminan bien empechugadas haciendo gala extrema de su caché...Felizmente, f e l i z m e n t e que es Navidad y Jesucito está renaciendo en nuestros corazones -aunque en algunos no se note mucho- .
III
Debo reconocer que de la Navidad solo me gusta UNA cosa: la comida. Es increíble como se esmera la gente en preparar cuanta potaje se le ocurra y cada caloría ingerida me van convirtiendo en el lechón de centro de mesa con la manzana incluida. Viene a mi mente este apodo tan famoso: le dicen navidad... cara de pavo y cuerpo de panetón. No obstante, no nos damos cuenta de que todos caminamos hacia eso; se percibe al pavo entre los rostros de la gente abrumada por las comprar y el tráfico, y al panetón en los kilos ganados que se depositan en nuestro cuerpo esos días.

CODA
¿Se imaginan cómo engullirá sus navideños alimentos mi querido y bienamado Pavo Real de Cuádruple Pechuga? Tengo esta visión apocalíptica de verlo levantando una mesa enormemente larga e introduciendo en su boca toda su superficie con mantel y todo. Ahora que lo he visto últimamente ya no solo le ha crecido la enorme panza: por favor, fíjense en sus orejas... aunque sea un minuto: están ENORMES!!!! Se le debe ver lindo vestido de Papa Noel...¿no?

En fin... disfruten o no disfruten de la Navidad tengan a bien no perder la cabeza corriendo tras lo material y no hagan lo que NO quieran hacer.

2 comentarios:

noah dijo...

buen post es cierto todos nos terminamos rindiendo ante ella de una u otra forma

Joel Jones Pérez. dijo...

No sé por qué sabía que Alan sería mencionado. :-)

Pero es cierto. ¡Está convertido en un monstruo digno de cualquier película de Miyasaki!