miércoles, febrero 20, 2008

Parejas las hay muchas

Las parejas de intelectuales famosos son varias, y las relaciones en todo caso son distintas, quien haya leído el maravilloso libro de de Rosa Montero, Pasiones se habrá dado cuenta de ello. Claro que la Montero no precisamente nos habla de parejas que AMBOS fueran inteligentes y cultos. (No me imagino a Sissy la emperatriz muy clever que digamos -por cierto linda película con Romy Schneider-)
De hecho, el tipo de vínculo que se establece entre él y ella, varían: a veces son relaciones de subordinación: renuncian a su oficio por no empañar la fama de su pareja, obviamente son las mujeres las que les han cedido los espacios a sus parejas para que esto ocurra. Es raro que un escritor o pintor aguante a una mujer que lo haga como él o mejor que él. Entonces, es obvio lo que ocurre, no?
Otras tienen relaciones de competencia (eso pasa mucho cuando los dos se dedican a lo mismo y ambos son muy competitivos) y ninguno cede. Generalmente van destinadas al fracaso o llegan a acuerdos bastante bizarros por cierto.
Por último, otras que han funcionado a las mil maravillas: la del constante y mutuo aprendizaje. Esas son totalmente enriquecedoras. Son pocas pero son...
Por otro lado, hay parejas literarias inolvidables: Otelo y Desdémona, Juan Pablo Castel y María, El Cid y doña Ximena, Don Quijote y Sancho (vale el ejemplo), Dante y Beatriz (aunque solo en la mente de Dante), Ginebra y Lancelot, Don Juan y Doña Inés (la monja), Abelardo y Eloísa, Jasón y Medea, y la que me parece espectacular: Ursula y Aureliano.
Conflictivas pues fueron, son y serán las relaciones de pareja. Mantener el equilibrio es volver a caer en la metáfora del malabarista del circo chino. Tienes que tener los platos bien acomodados, y si alguno se cae… tener la convicción de seguir adelante si el amor te lo permite y no te causa daño.

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