jueves, febrero 14, 2008

San Valentín, el asesino del Romanticismo

Alguno de ustedes ya habrá leído una publicación de este Blog llamada “Mericrismas” (ver diciembre) y nuevamente me suele ocurrir que ya empiezo a horrorizarme con los preparativos publicitarios que anuncian con bombos y platillos del Día de los Enamorados… me muero, Gravol a la vena!!! Además si se han fijado las oferta publicitaria se amplía… nadie ofrece combos hoteleros en Navidad.
Es cierto que este día guarda una gran diferencia con la campaña comercial navideña. El mundo es más limitado, tanto de los compradores como de los objetos (huachaferías –término muy peruano-) más ridículos que se les puede ocurrir.. Lo peor es que ni siquiera hay una suerte de originalidad real, por lo que todos lo años somos víctimas de corazones, flores, peluches, en los que predomina el color rojo y toda su familia cromática.
Día de los Enamorados, donde se destila por litros la miel no utilizada a los largo del año; donde todas las parejitas deciden salir al cine, a tomar helados, a comer; donde entre las 5 pm y las 10 pm el tránsito se vuelve imposible pues las hordas de enamorados han decidido salir todas a la vez a ver el ocaso veraniego en el Parque del Amor, dicho sea de paso, pareciera que Lima se vuelca a Miraflores y el plano se inclina hacia el malecón... todos se toman foto al lado de la Escultura del Beso…. Necesito más Gravol!
En nombre del amor y del Romanticismo cuánta ridiculez puede verse, y no es que yo sea una descreída del amor, por el contrario. Lo que ocurre es que la sensibilería me mata, causa estragos en mí. Amar no es una experiencia religiosa como diría el tarado de Enrique Iglesias, o las canciones de poeta de taxi: Arjona. San Valentín ni se iba a imaginar lo que en su nombre se haría. San Valentín ni se iba a imaginar cómo los "telos" harían su agosto en su honor...
Solo por culturizarnos un poco, les informo que la fecha sí tiene que ver desde tiempos ancestrales con los enamorados, aquellos que como la Ofelia de Hamlet ya lo nombraban en esta maravillosa tragedia:
Mañana es el día de San Valentín,
temprano, al amanecer,
y yo estaré en tu balcón;
tu enamorada seré!

El amor unido por antonomasia a la idea del romanticismo (y derivados) hace que éste último pierda su esencia original. Aquella de la búsqueda de la libertad, aquella que buscaba darle rienda suelta a la imaginación, aquella que quería poner en el banquillo de los acusados a la Razón, aquella que predicaba la idea de sacar afuera todos los sentimientos hasta el más oscuro… pues queda claro que la esencia del Romanticismo literario quedó sepultada en el pasado. Seguramente algunos rescatarán a Bécquer como uno de los grandes poetas románticos pero finalmente. Hubo mejores exponentes.
No puedo dejar de esbozar una sonrisa irónica cuando la palabra romántico ya solo se limita para el tema del amor: la radio romántica, la música romántica, la comedia romántica…el día más romántico de todo el año….
El tiempo, “el implacable” tiempo y el consumismo se encargaron en parte, de disolver la esencia de una gran palabra y de un gran sentimiento. No obstante, todavía están los que evitan depender del consumismo,del marketing que predomina en los 14 de febreros. Todavía están los que ponen otros aspectos por encima de las fechas etiquetadas.

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