He terminado de trabajar una novela compleja con un querido grupo de alumnos. El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaité. El texto juega con el lector en la medida en que la autora/ narradora le transmite sus incertidumbres ante una situación extraña que le toca vivir. Además, el propio lector termina enredado en un laberinto de recuerdos y el diálogo con un desconocido que invita a Carmen a rebuscar en la memoria aquello que creía olvidado y por lo tanto guardado en “el cuarto de atrás”.
De hecho, ello ha implicado conversar mucho sobre cómo funciona la memoria y cuán difícil es olvidar realmente. Concluimos además, que el olvido no es un proceso consciente: uno no decide hacerlo porque sí, puesto que la memoria tiene vida propia y te toma por asalto cuando menos te lo esperas. Lo que hay que saber, es que lo doloroso debe recibir un especial cuidado y el recuerdo no debe seguir haciendo daño. Lo que hay que aprender es a disfrutar de los buenos y no verlos con tristeza y adolorida melancolía.
Cada uno de nosotros debe tener ciertas llaves: prendas de ropa, olores, sabores, fotografías -gran cantera-, etcétera. Estas llaves son las que permiten abrir nuestro propio “cuarto de atrás” aquel recinto donde hemos ido acumulando los recuerdos, recientes o pasados. Aquél al que a veces entramos con una linterna para buscar un episodio y resulta que nos encontramos con un crisol de imágenes que a veces no podemos manejar. Ese desván desordenado y desorganizado debe tener objetos que huelan mal y otros gratamente maravillosos. Algunas veces entramos en él por curiosidad y en otras abre sus puertas de par en par y con pena, no estamos preparados para mirarlos.
Tanto Serrat como Benedetti, hombres a los cuales admiro enormemente, tratan a su manera esos temas:
“…lo vivido es siempre una morada..y una parte de nosotros siempre queda ahí, coleccionando goces o rencores, trasmutando los hechos, en delirios, visiones, pesadillas o deliciosos sueños. Esa parte de nosotros que allí queda nos llama cada tanto, nos refresca, y todo ello porque es la primera en saber que no nos conviene abandonarla. Por eso la memoria va acumulando una antología de las esencias atesoradas, de las imágenes que entre otras cosas son signos de identidad, de las palabras y gestos que fueron revelaciones, de los goces y sufrimientos que nos marcan para siempre.” Mario Benedetti (disculparán los lectores que me he tomado la libertad de modificar un par de palabras)
De hecho, ello ha implicado conversar mucho sobre cómo funciona la memoria y cuán difícil es olvidar realmente. Concluimos además, que el olvido no es un proceso consciente: uno no decide hacerlo porque sí, puesto que la memoria tiene vida propia y te toma por asalto cuando menos te lo esperas. Lo que hay que saber, es que lo doloroso debe recibir un especial cuidado y el recuerdo no debe seguir haciendo daño. Lo que hay que aprender es a disfrutar de los buenos y no verlos con tristeza y adolorida melancolía.
Cada uno de nosotros debe tener ciertas llaves: prendas de ropa, olores, sabores, fotografías -gran cantera-, etcétera. Estas llaves son las que permiten abrir nuestro propio “cuarto de atrás” aquel recinto donde hemos ido acumulando los recuerdos, recientes o pasados. Aquél al que a veces entramos con una linterna para buscar un episodio y resulta que nos encontramos con un crisol de imágenes que a veces no podemos manejar. Ese desván desordenado y desorganizado debe tener objetos que huelan mal y otros gratamente maravillosos. Algunas veces entramos en él por curiosidad y en otras abre sus puertas de par en par y con pena, no estamos preparados para mirarlos.
Tanto Serrat como Benedetti, hombres a los cuales admiro enormemente, tratan a su manera esos temas:
“…lo vivido es siempre una morada..y una parte de nosotros siempre queda ahí, coleccionando goces o rencores, trasmutando los hechos, en delirios, visiones, pesadillas o deliciosos sueños. Esa parte de nosotros que allí queda nos llama cada tanto, nos refresca, y todo ello porque es la primera en saber que no nos conviene abandonarla. Por eso la memoria va acumulando una antología de las esencias atesoradas, de las imágenes que entre otras cosas son signos de identidad, de las palabras y gestos que fueron revelaciones, de los goces y sufrimientos que nos marcan para siempre.” Mario Benedetti (disculparán los lectores que me he tomado la libertad de modificar un par de palabras)
“Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón. Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas, que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”. Joan Manuel Serrat
2 comentarios:
Saludos, he leído tu blog, el cual conocí gracias al concurso. Te felicito porque tienes un blog muy interesante y atractivo para el lector. Muchas gracias por compartir tus ideas. Éxitos. Atte José Orlando Abanto Quevedo.
Felicidades!
Su blog se encuentra entre los tres más votados de su categoría en el concurso 20blogsperuanos que se llevará a cabo este viernes a las 6:30 pm en el Centro de Convenciones del Hotel María Angola.
Agradeceríamos que nos confirmara su asistencia o si enviará a algún representante para recoger su premio, en caso su blog gane, llamándonos a las oficinas de Inventarte.net al número 719-8845. Preguntar por Morena o Karla.
Publicar un comentario