Interrumpo la rutina de publicar cada tres o cuatro días para pedir públicas disculpas a mis lectores (especialmente a los suscritos).
En algunas publicaciones, debido obviamente a un descuido, se escapan algunos errores de tipeo. Encontrarán palabras mal escritas y hasta a veces, frases inconexas. A pesar de que reviso una y otra vez los textos antes de publicarlos, parece que me persigue una maldición en donde el error está formando parte de mi estilo.
En algunas publicaciones, debido obviamente a un descuido, se escapan algunos errores de tipeo. Encontrarán palabras mal escritas y hasta a veces, frases inconexas. A pesar de que reviso una y otra vez los textos antes de publicarlos, parece que me persigue una maldición en donde el error está formando parte de mi estilo.
Unos agudos y profundos ojos verdes siempre me manda un correo electrónico pasándome las erratas que puedo llegar a corregir en la versión on-line, pero no así en la que ya recibieron los suscriptores: a ellos mi mayor disculpa.
Los dejo aquí con ciertos errores cometidos en grandes publicaciones en donde los autores no tuvieron la culpa sino sus editores (no es mi caso, desde luego).
El autor quiso decir:"Yo siento un fuego atroz que me devora"
y en la publicación se leyó: "
Yo siento un fuego atrás que me devora".
El autor quiso decir:
"Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el ceño fruncido"
y en la publicación se leyó:
"Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño fruncido"
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