En marzo, soy un habitual testigo del momento en que mis alumnos abren el cuaderno nuevo, al inicio del año escolar, tienen en su mente la decisión (y sé que es una firme decisión) de hacer bien las cosas, ser ordenados, ponerle ganas, ser mejores que el año anterior (o menos malos)... La voluntad (como la carne) es débil, y de hecho, a medida que pasan las semanas la rutina, la flojera, la manada y cuanto distractor puede existir convierten a ese cuaderno nuevo en un universo desordenado y caótico en el que los dueños de la información son ellos y nadie más; casi, casi el laberinto del fauno.
Así se nos presenta el año nuevo, como el cuaderno en blanco, y para algunos ello puede representar el terror a la página en blanco que sufrieron grandes autores: ¿y ahora qué carajo digo? Algunos vemos el año y nos decimos: ¿y ahora cómo carajo vivo?
Preguntas que en la medida empecemos a escribir la hoja de vida del 2009 podremos resolver.
¡Buenos deseos y buena onda de esta bloggera!
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