miércoles, diciembre 31, 2008

El terror a la página en blanco

El inicio de un año se presenta como un cuaderno nuevo: todas las páginas en blanco para ir escribiendo miles de proyectos, promesas, sueños y otros avatarares que los meses vayan trayendo. Es curioso, mi amiga Imelda me regaló hace unos días un cuaderno. Me conoce, sabe que me gusta escribir y que va más allá de lo que publico semana a semana. Es una necesidad, una pasión. Precisamente ese lindo detalle fue el que me motivó a escribir este post.

En marzo, soy un habitual testigo del momento en que mis alumnos abren el cuaderno nuevo, al inicio del año escolar, tienen en su mente la decisión (y sé que es una firme decisión) de hacer bien las cosas, ser ordenados, ponerle ganas, ser mejores que el año anterior (o menos malos)... La voluntad (como la carne) es débil, y de hecho, a medida que pasan las semanas la rutina, la flojera, la manada y cuanto distractor puede existir convierten a ese cuaderno nuevo en un universo desordenado y caótico en el que los dueños de la información son ellos y nadie más; casi, casi el laberinto del fauno.
Así se nos presenta el año nuevo, como el cuaderno en blanco, y para algunos ello puede representar el terror a la página en blanco que sufrieron grandes autores: ¿y ahora qué carajo digo? Algunos vemos el año y nos decimos: ¿y ahora cómo carajo vivo?

Preguntas que en la medida empecemos a escribir la hoja de vida del 2009 podremos resolver.

¡Buenos deseos y buena onda de esta bloggera!

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