viernes, noviembre 06, 2009

Uno central y varios cables a tierra


El otro día se me ocurrió que la vida es como una carpa, una “tienda de campaña”. Vamos armándola de a pocos. Primero ponemos las estacas, tienen que ser de un número adecuado. Luego, estiramos la lona, tomamos perspectiva. Paso siguiente, empezar a unir la carpa a las estacas con los cables indicado y echando raíces profundas de manera que si un vendaval viene de sorpresa no nos levante en vilo.


Es importante reconocer cuál es la capacidad de la carpa, cuánto pueda caber en ella y tener las prioridades claras de qué meter y qué no. Debe tener un parante central, fuerte, bien plantado, que sostenga todo el armatoste y luego templar bien los cables a tierra. Para mí, ese parante debe ser la persona central en tu vida, aquella que escoges con sumo cuidado para acompañarte en la jornada, no necesariamente tiene que ser pareja, simplemente es la persona más especial que esté siempre a tu alcance.
Los cables a tierra, los mástiles menores que ayudan a templar la vida, tienen que ser adecuadamente seleccionados: personas trasparentes y pacientes, que sientan tal cariño por ti que sean capaces de hacerte notar cuándo estás perdiendo la perspectiva y no ser simplemente una suerte de “chicheñó” que erróneamente alaban por igual tus aciertos y tus cagadas: esos no sirven. Conocerte tanto que puedan entender tus movimientos, tus pasos erráticos y tengan el valor de decirte que te estás equivocando. Tener la suficiente claridad mental, que a veces uno pierde, y analizarte aunque te duela, te piques, creas que están equivocados… pero siguen ahí: manteniendo tu equilibrio y evitando que la carpa de tu vida se vaya a la mierda. Cables a tierra, fortalecidos por sus propias heridas, por sus propias experiencias…. Esos son imprescindibles en la vida.
En el campamento del vivir, empezamos con las pilas puestas, queremos poner bien la carpa, mantenerla limpia, mientras va pasando el tiempo vamos viendo sus debilidades, a pesar de que la barremos todos los días nunca se conserva inmaculada. Ciertos cables se van debilitando y de hecho si nos interesa hay que volver a fijarlos bien o tener la honestidad de cambiarlos. Al final del campamento viene lo pesado, ya estamos cansados, hay que dejar la carpa limpia, bien doblada, no dejar ningún cabo que pueda perderse… y a la hora de volver de donde vinimos tener la certeza de que la carpa fue un buen lugar que nos cobijo: especialmente por el parante central y los cables a tierra que la mantuvieron de pie.

2 comentarios:

Joel Jones Pérez. dijo...

¿Reflexiones en un camping, mientras el marido intentaba armar la carpa por sexta vez?

Claudia dijo...

En absolutos... somos anti-camping. Orgullosos de ser "ratas de ciudad".