para M.G. y R.M.
Entre la inmensa gama de mujeres que conozco, hay dos que especialmente admiro sobre todo en los últimos tiempos -aclaro que esta vez no destacaré en ellas ningún aspecto altruista ni ningún logro profesional- . Simplemente las admiro por la forma de encarar su presente, las admiro porque aprendo de ellas a encarar el mío.
De una, tomo su optimismo. Cuando la oigo siento que esa risa transparente es lo suficientemente grande para alegrar mi día y confirmo que en la vida hay que reírse más y que con ello el alma se ejercita sabiamente. Para mí, ella es un ejemplo de saber combinar un cerebro pensante con un espíritu que canta con alegría y que toma con cautela lo cotidiano de la vida. Ella goza de la vida y eso no tiene nada que ver con los bienes materiales, no tiene que ver con los problemas pequeños o enormes con los que tenga que lidiar. Su optimismo y creatividad van más allá, pero van con ella. A mí lo que me gusta es que su energia positiva literalmente contagia, enriquece al otro. Por eso, la admiro.
De la otra, tomo su valentía y entereza. Ha recorrido el camino de la vida con mil y un historias que contar. Le ha sacado el jugo en todo sentido y en su paso siempre ha sabido dejar algún detalle para guardar en la memoria. Hoy se enfrenta a un enemigo: una terrible enfermedad. No obstante, sacando fuerza, ánimo y sobre todo valentía, no va a dejarse vencer. Con toda la fuerza de su corazón, con la sonrisa en los labios, sin dramatismos, con entereza le hará la guerra cada hora, cada minuto, cada segundo que tenga cada día. Lucharla es un deber. Por eso, la admiro.
Seguramente, cada lector tendrá una gama de seres "admirables" de los que recoger una cualidad, en este caso estas dos mujeres de carne y hueso me dan diferentes tipos de lección. No son únicas, no son especialmente extraordinarias, pero para mí ese plus es lo suficientemente valioso para escribir de ellas hoy.
1 comentario:
Esas son las personas con las que te cruzas o conversas en un día complicado y una simple sonrisa de una de ellas o la valentia de encarar los problemas de la otra, te hacen reflexionar y lo complicado se vuelve simple , la mala cara se convierte en alegría. Todo está en la mente.
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