domingo, enero 27, 2008

Deseamos a los malos y queremos a los buenos.

Se respira sutilmente en la atmósfera femenina cierta atracción por jugadores de fútbol como el búlgaro Hristo Stoichkov o el fránces Éric Cantona, que tienen un no sé qué, una cierta maldad e irreverencia que mostraban en el calor de un partido... o ¿no les encanta cuando su actor preferido (y ojo, preferido porque está rebueno al margen de sus dotes histriónicas) hace de malo? GEORGE (Clooney, desde luego) me encanta, de ladrón, de pendejo (disculpar la honestidad), finalmente él siempre está regio y bañadito. Cuando hizo Syriana (película en la que destaca su calidad actoral) sale fatal....
Ese hombre que tiene un lado oscuro bien grande (eviten suspicacias con el adverbio, por favor), que en su Ying/Yang predomina el negro (no sé cuál es cual). Esa mirada que puede matarte... pero previamente derretirte. ¿Son o no deliciosamente atractivos?
A mí me ha llamado la atención que a la mayoría de mujeres que les pregunto terminan confesándome que alguna vez les ha pasado por la cabeza la siguiente fantasía: quieren que el hombre que desean las estampen contra la pared o que se les tire encima en un ascensor. ¿?¿?
¿A dónde nos lleva esto? Pues creo que a la Edad de Piedra. Mi tatatata tatarabuela, barría su caverna, y mi tatatata tatarabuelo cogiéndola del pelo su amor le declaró. -ésta es la letra de una viaje canción de Rocío Dúrcal.. por si acaso-. Pero en ella destaca la presencia de un hombre macho: en el sentido extenso de la palabra que te coge por el pelo y te arrastra.
Queda claro que no estamos hablando de violencia, por favor. Ni que se les cruce por la cabeza. Simplemente entiéndase que toda esta reflexión busca analizar cómo una necesidad que pareciera tienen las mujeres se refleja en el deseo de sentir la presencia física del varón de manera impredecible, espontánea, sorpresiva, y es más común de lo que una cree. La cosa va por ahí.
No obstante, es solo una fantasía que quizás se cumple sólo en un momento de nuestras vidas y nada más ( y eso...) porque finalmente preferimos a los buenos, a los dulces, a los caballeros, a los que te piden disculpas si notan cualquier incomodidad en ti, en todo sentido. Pero, si deseamos a los otros, no lo decimos, queda en la isla de la fantasía.
Es un tema tabú, efectivamente, pues las mujeres seguimos quedando en silencio ante muchas situaciones que involucran nuestra sexualidad (de manera directa o indirecta). Callamos por miedo, timidez, falsos pudores, doble moral. Celebramos la liberación femenina, la invención de la píldora, el derecho a votar, etc, etc. etc. No obstante, hay temas que seguimos callando.
Leía en un libro lo siguiente: al tratarse de amor, las mujeres a principios del siglo XXI lo ambicionan todo, (...) al igual que en el trabajo, amigos, vida social, dominio del cuerpo. Por eso, cuando no encuentran al hombre que se comporte siempre como una persona fuerte y buena al mismo tiempo se molestan. Se molestan consigo mismas, porque no toleran la debilidad ajena.(...) Algunas se resignan, y optan por una de estas dos soluciones: o aprenden a tolerar la maldad de los hombres fuertes o aprenden a tolerar la debilidad de los hombres buenos. (...) Buscan -y con suerte encuentran- a un hombre que afectivamente sea tan complejo como ellas y que esté tan dispuesto como ellas a tratar de desentrañar, con ternura, y firmeza constantes, estas complejidades afectivas. (de: Dos para un tango Susana Balán)

Consejo: si encuentras a este último ¡NO LO SUELTES!

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