sábado, agosto 30, 2008

20blogs peruanos

a mis tres amores, especialmente


Queridos amigos, hoy ganamos: digo ganamos porque tener un trofeo en la mano (muy lindo por cierto) no sería un placer si no fuera compartido. Les debo el triunfo. Sería mezquino el no reconocerlo.
Esta noche, viernes 29 de agosto ENPUNTOMUERTO ganó en la categoría Misceláneo en el Concurso 20blogs peruanos organizado por Páginas Amarillas, gracias exclusivamente a los votos recibidos. De hecho los votos vinieron de ustedes, los lectores fieles, los que no lo son tanto y algunos que se fueron pasando la voz para apoyarme.
La victoria se vuelve placer si es compartida y se disfruta más al saber que uno escribe para ser leído, alguien que escribe existe en la medida en que otro lo lee.
Seguiré en pie mientras hayan temas, mientras haya inspiración, mientras me siga cuestionando lo que pasa a mi alrededor.
GRACIAS TOTALES!

viernes, agosto 29, 2008

A Dios rogando y a la Tinka jugando

Diosito, Diosito que gane mi boletito....

Aquellos lectores que no estén familiarizados con lo que es la Tinka solo abrevio diciendo que es una suerte de Lotto. Escoges seis números y si todos salen sorteados te haces acreedor de una millonaria suma.
Una de las cosas que más me gusta ver cuando voy al Wong (supermercado) que está a pocos metros de la Iglesia de Santa María, es la enorme cantidad de personas que a la salida de la misa dominical se vuelca en hordas a comprar su boletito de la Tinka. La cola es enorme y de hecho, la fe debe ser más grande.
Tengo el recuerdo de que cuando mi madre compraba la lotería por Fiestas Patrias, la colocaba entre los brazos de un niño Jesús de yeso que tenía sobre la cómoda de su dormitorio, y hasta sus últimas semanas de vida antes de ir a misa se compraba su boleto de la Tinka y lo colocaba en el mismo lugar.
Insisto en que resulta atractivo vincular la suerte con la fe. De hecho debe tener sus orígenes en la lejana mitología, pues no en balde, había una diosa romana que se llamaba Fortuna quien seguramente descendía de su bisabuela griega llamada Tyké (de ahí debe venir la palabra “ticket”).
Cuántas personas incluirán en su lista de pedidos a tayta Diosito, tener el billete premiado, de hecho varios y ello a lo largo de todo el mundo. El que el dinero venga gratis, sin esfuerzo, sin pedir prestado, sin tener que pagar caníbales intereses solamente puede ser obra divina. De hecho ésa es la esencia del pedido. Si EL lo puede todo, cuánto podría mortificarle el darle un empujoncito a las bolitas de esos números y que coincidan con el que yo cargo en la billetera: ganaría un milloncito de billetes verdes, o en todo caso de cualquier color siempre y cuando me pueda sacar de apuro.
Es lindo soñar que haré cuando me gane la Tinka. Mi marido, por ejemplo, dice que no me lo contaría (¿??!!!!!) por temor a mi entusiasmo... debo confesar que lo entiendo.
Comprar propiedades dirían los fulanos, viajar dirían los menganos, dejar de trabajar dirían los perencejos. No obstante, somos conscientes de que todo es justamente un sueño.
Yo particulamente nunca me he ganado ni un chicle, pero en todo caso soñar no cuesta nada y no pago IGV.

martes, agosto 26, 2008

El cuarto de atrás

He terminado de trabajar una novela compleja con un querido grupo de alumnos. El cuarto de atrás de Carmen Martín Gaité. El texto juega con el lector en la medida en que la autora/ narradora le transmite sus incertidumbres ante una situación extraña que le toca vivir. Además, el propio lector termina enredado en un laberinto de recuerdos y el diálogo con un desconocido que invita a Carmen a rebuscar en la memoria aquello que creía olvidado y por lo tanto guardado en “el cuarto de atrás”.
De hecho, ello ha implicado conversar mucho sobre cómo funciona la memoria y cuán difícil es olvidar realmente. Concluimos además, que el olvido no es un proceso consciente: uno no decide hacerlo porque sí, puesto que la memoria tiene vida propia y te toma por asalto cuando menos te lo esperas. Lo que hay que saber, es que lo doloroso debe recibir un especial cuidado y el recuerdo no debe seguir haciendo daño. Lo que hay que aprender es a disfrutar de los buenos y no verlos con tristeza y adolorida melancolía.
Cada uno de nosotros debe tener ciertas llaves: prendas de ropa, olores, sabores, fotografías -gran cantera-, etcétera. Estas llaves son las que permiten abrir nuestro propio “cuarto de atrás” aquel recinto donde hemos ido acumulando los recuerdos, recientes o pasados. Aquél al que a veces entramos con una linterna para buscar un episodio y resulta que nos encontramos con un crisol de imágenes que a veces no podemos manejar. Ese desván desordenado y desorganizado debe tener objetos que huelan mal y otros gratamente maravillosos. Algunas veces entramos en él por curiosidad y en otras abre sus puertas de par en par y con pena, no estamos preparados para mirarlos.
Tanto Serrat como Benedetti, hombres a los cuales admiro enormemente, tratan a su manera esos temas:
“…lo vivido es siempre una morada..y una parte de nosotros siempre queda ahí, coleccionando goces o rencores, trasmutando los hechos, en delirios, visiones, pesadillas o deliciosos sueños. Esa parte de nosotros que allí queda nos llama cada tanto, nos refresca, y todo ello porque es la primera en saber que no nos conviene abandonarla. Por eso la memoria va acumulando una antología de las esencias atesoradas, de las imágenes que entre otras cosas son signos de identidad, de las palabras y gestos que fueron revelaciones, de los goces y sufrimientos que nos marcan para siempre.” Mario Benedetti (disculparán los lectores que me he tomado la libertad de modificar un par de palabras)
Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón. Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas, que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”. Joan Manuel Serrat

sábado, agosto 23, 2008

Mea culpa, errar es humano.

Interrumpo la rutina de publicar cada tres o cuatro días para pedir públicas disculpas a mis lectores (especialmente a los suscritos).
En algunas publicaciones, debido obviamente a un descuido, se escapan algunos errores de tipeo. Encontrarán palabras mal escritas y hasta a veces, frases inconexas. A pesar de que reviso una y otra vez los textos antes de publicarlos, parece que me persigue una maldición en donde el error está formando parte de mi estilo.
Unos agudos y profundos ojos verdes siempre me manda un correo electrónico pasándome las erratas que puedo llegar a corregir en la versión on-line, pero no así en la que ya recibieron los suscriptores: a ellos mi mayor disculpa.
Los dejo aquí con ciertos errores cometidos en grandes publicaciones en donde los autores no tuvieron la culpa sino sus editores (no es mi caso, desde luego).
El autor quiso decir:
"Yo siento un fuego atroz que me devora"
y en la publicación se leyó: "
Yo siento un fuego atrás que me devora".
El autor quiso decir:
"Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el ceño fruncido"
y en la publicación se leyó:
"Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño fruncido"

jueves, agosto 21, 2008

...a mitad de camino

Mi carga genética me obliga a pensar que lo más probable es que yo me acerque a los 90 años de vida. Ergo, ello significa que la semana pasada llegué a la mitad del camino, y preguntarse algunas cosas puede ser válido.
Hay un programa bastante bueno que se llama Actor's Inside Studio, en donde entrevistan a actores consagrados. Al final, el entrevistador le hace el TEST de Bernard Pivot, cuyas respuestas son realmente interesantes. Pivot es un periodista y crítico literario francés que tiene un programa (dicen) muy bueno en la televisión francesa. Decidí contestar el test a ver si la edad me había dado cierta sabiduría y sensatez. Comparto las respuestas con mis fieles lectores, quienes juzgarán lo que sea necesario y de paso, los invito a "autocuestionarse".

1. ¿Cuál es tu palabra favorita?
PARALELEPÍPEDO (me parece tan completa, tan fuerte)
2. ¿Cuál es la palabra que menos te gusta?
DESIGUALDAD
3. ¿Qué te excita creativa, espiritual y emocionalmente?
LA INTELIGENCIA (todas) BIEN UTILIZADA
4. ¿Qué te apaga o desanima?
LA MEDIOCRIDAD
5. ¿Cuál es tu mala palabra favorita?
HUEVON, HUEVEAR y sus derivados. Creo que el campo semántico de la palabra huevo es genialmente prolífico
6. ¿Qué sonido te gusta?
LA RISA DE MI MARIDO Y DE MIS HIJOS
7. ¿Qué sonido detestas?
EL QUE PRODUCE LA MAQUINA DEL DENTISTA
8. ¿Qué profesión además de la tuya, te gustaría intentar?
ALGUNA VINCULADA A LA MÚSICA
9. ¿Qué profesión u oficio no quisieras tener que ejercer jamás?
CIRUJANO PLÁSTICO
10. Si el cielo existiera, ¿qué te gustaría que Dios dijera cuando llegues a sus puertas?
PRIMERO: ¿VES? SÍ EXISTO. ¿POR QUÉ DESCONFIABAS TANTO?
SEGUNDO: PASA.. COME LO QUE QUIERAS, AQUÍ NO VAS A ENGORDAR, TU CUERPO SE QUEDÓ EN LA TIERRA.

lunes, agosto 18, 2008

Olimpiadas, las de mis tiempos...


Estoy frente al televisor viendo por un canal nacional la lucha de Nadal con el chileno Gonzáles por la medalla de oro. ¡Buen partido! Sin embargo, es bien poco lo que he visto de Beijing 2008 juegos tan cuestionados. La niña fea que canta lindo y la niña linda que no canta nada. Los aplaudidores contratados… en fin.
Me embarga una tristeza enorme por el hecho de no haber podido pegarme a la pantalla en las competencias de gimnasia acrobática. Soy una fiel admiradora de esa disciplina desde que tenía 12 años y vi a la gran Nadia Comaneci en las competencias olímpicas de Montreal en 1976. Desde luego que yo tenía esa gran fantasía: volar por los aires, caminar sobre la barra de equilibrio; fantasía complicada porque la redondez de mi figura y la lujuria con la que, en esa época, devoraba los panes de molde con mantequilla me lo impedían (era lujuria, no era gula). Hoy, mi religión nutricional me impide hacer eso con los panes y con mis recién cumplidos 45 años no me puedo parar con equilibrio ni siguiera en un step.
Extraño a Pocho. Para los que no lo sepan, Pocho Rospigliosi hace unos 30 años tenía un programa que se transmitía los sábados y los domingos llamado “Gigante deportivo”, no recuerdo muy bien el horario, pero me parece que era de 12 del día a 5 de la tarde. En esa época se acuñaron frases como:…. Ya vienen los goles de Cubillas! Frase con la que Pocho nos amenazaba todo el día, cuando al final del programa pasaba los goles del “Nene” en México 70. Varios comentaristas deportivos le hacían compañía. Coco Cárdenas era uno de ellos, que en realidad estaba tan viejo que estaba en categoría Muppet. Imagínense que él había sido profesor de “Gimnasia”-como se le decía al curso de Educación Física- de mi madre en los años 30! Todo un Tutankamón deportivo.
"Gigante deportivo" era un templo del deporte. Una ventana a todas las disciplinas, aunque como siempre el fútbol era el hijo predilecto. No obstante, en época de olimpiadas te dabas una “panzada” de atletas en todo el sentido de la palabra. Extraño a Pocho. Esgrima, gimnasia, natación, tiro, artes marciales, volley, nado sincronizado, waterpolo, etcétera, etcétera, etcétera.
La famosa globalización me quitó las olimpiadas. Ningún canal de cable por el que pago un servicio mensual es capaz de brindarme la satisfacción de admirar a los grandes compitiendo entre grandes. De los cinco o seis canales dedicados al deporte, ninguno le ha dado la atención que se merecen. Es cierto que un canal nacional hace su mejor esfuerzo, pero no es suficiente. Te da pedacitos de olimpiada.
Pruebo acordarme de aquellas que viví : México, Munich y los terroristas, Montreal y Nadia, Moscú y el boicot, Los Angeles, Seúl y la medalla de Plata de nuestras voleibolistas..., Barcelona y luego me confundo. La memoria más cercana me empieza a fallar.
¿En qué momento han empezado a alejarse de mí? ¿Tal vez cuando la política, el dinero y los medios empezaron a utilizarla este macroevento como “cancha” de sus propios intereses?
Extraño a Pocho, aunque tuviera dientes de conejo, cara de pavo y hablara tonterías de vez en cuando.

viernes, agosto 15, 2008

... el amor no lo reflejo como ayer (1988-2008)

a JC, porque re-enamorarme a diario de él es mi ocupación preferida,
Cuando los vínculos sobreviven a pesar de todo, uno se detiene por un momento a pensar que aunque la felicidad no existe al menos tenemos fracciones en las que nos acercamos a ella. De hecho, la vida nos golpea, de hecho nos pasa la factura de experimentar la tranquilidad, el amor, la sonrisa, y todo aquello que desde nuestra perspectiva consideremos bueno; sin embargo, el ser humano no deja de buscarse problemas, correr por satisfacer sus necesidades y construir una escenografía sin angustias (utópica, desde luego).
Hoy miro hacia atrás, y la felicidad, nervio, miedo que me envolvía hace 20 años se ha convertido en un sentimiento diferente. Nosotros los de entonces ya no somos los mismos diría Neruda, y efectivamente en estas sabias palabras del poeta me doy cuenta que no somos los mismos. Cargamos heridas nuevas, cicatrices de otras ya pasadas que logramos cerrar a pesar de todo, las despreocupaciones de antaño son las preocupaciones de ahora. El peinado nos ha cambiado, los kilos de más, las arrugas, hasta ciertos sueños. Sin embargo, como diría la canción de Presuntos Implicados, son los gestos lo que uno aprende a amar.
Muchos dicen que la pasión tiene un tiempo mesurable, es más, consideran que dos años es el promedio de su duración. Siempre me hago las mismas preguntas: ¿Quiénes son aquellos que miden las emociones? ¿Cómo se puede medir el amor, la pasión, la tristeza, el dolor que experimentamos a lo largo de la vida? ¿Cómo es posible inventar un emocionómetro para calcular lo incalculable? En un día uno lo siente así y al día siguiente azá...
Hemos recorrido un camino largo, y en él nos hemos mojado las alas muchas veces sin poder volar, a veces hemos querido levantar vuelo en soledad, en algunos momentos nos hemos quedado anquilosados, nos hemos herido en otros, y por qué no, nos hemos odiado en unos pocos. No obstante aquí estamos en un redescubrimiento que no termina, y nos invita a darle más fuerza a la marcha.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo;
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
(Mario Benedetti)

lunes, agosto 11, 2008

al fin y al cabo somos primates

El otro día escuchaba al azar ciertos comentarios sobre lo que a alguien le asqueaba de la gente. Me puse a pensar que efectivamente, ciertas necesidades físicas (por lo tanto animales), mecánicas, reflejas, etc. formaban parte de una lista de situaciones que no pueden hacerse en público porque es "políticamente incorrecto", o porque simplemente forman parte de la buena educación, o porque es una cuestión de modales reconocidos por un grupo social dominante. Sucumbo a la tentación de enumerar algunos: hurgarte la nariz, rascarte, eructar, tirarte un pedo (conozco una pareja que en más de dos décadas de matrimonio ningún cónyuge ha sido testigo de flato ajeno), defecar, (ojo que los varones meen en la vía pública se soporta), escarbarte los dientes, manosear a tu pareja -beso con lengua exagerado incluido, acomodarte los testículos, chupar los huesos de la comida, limpiarse la oreja, olerse la mano, en fin.... más de algún lector habrá recurrido a mi santo GRAVOL!!!!
Un autor al cual vuelvo de cuando en vez es Julio Ramón Ribeyro. Lo descubrí a los 15 años cuando cayó en mis manos una antigua edición de La palabra del mudo. Me impactaron mucho "Los gallinazos sin plumas", " La botella de chicha", "Fénix" entre otros cuentos... De adulta me identifiqué con¨"Sólo para fumadores" y disfruté de otros tantos más.
Revisando su producción me encontré con estas palabras y quería compartirlas con ustedes:
Luego me di cuenta de que eso no era nada del otro mundo, de que simplemente ese hombre estaba comiendo como comes tú o como yo. Lo que pasa es que nosotros no podemos soportar en los otros lo que nos es más natural. Yo no puedo ver a alguien haciendo caca, por ejemplo, o haciendo el amor o, ahora me doy cuenta, comiendo.. ¿Por qué, me pregunto? Quizás porque lo más natural, lo más necesario en nosotros es al mismo tiempo lo más animal. Esos actos nos tumban de nuestro pedestal y nos recuerdan nuestra pobre condición de mamíferos o antropoides más o menos desarrollados sujetos a las necesidades de cualquier animal de pezuña... Solo el amor, solo el amor nos permite aceptar esos actos en nuestro prójimo y volvernos tolerantes....

jueves, agosto 07, 2008

Dimes y diretes

Vivir en un pueblo, vivir en una ciudad, vivir apartado de la sociedad o decir que te es ajena la opinión la gente no te libra directa o indirectamente de formar parte del cotilleo, conversación, intercambio democrático de información, loreada o como quieran llamarle a lo que el vulgar vulgo conoce por “chisme”. Ojo que siempre hay que hacer la distinción entre simplemente comentar sobre la vida ajena, y lo terrible que es difamar, dilapidar o lucubrar historias sin ningún fundamento enlodando a alguna almilla inocente.
No obstante, vivir en sociedad demanda ciertos sacrificios. En ello está la vida. Si te mudas, si cambias de pareja, si te compras una casa, si sales encinta cuando menos te imaginas, si te divorcias, y todo aquello que forma parte de tu verdad social es propiedad pública, porque somos finalmente pueblo, y víctimas del vox populi que le llaman.
Lo tragicómico de este asunto es cuando, como boomerang australiano, el chisme vuelve, es decir: resulta que te enteras que han estado hablando de ti o de tu pareja… Viene pues, la disyuntiva ¿me molesto?, ¿encaro al supuesto informante?, ¿me siento fastidiado? O simplemente deduzco que formo parte del contenido de algunas conversaciones como los demás de las mías y que por lo tanto, mientras simplemente se diga de mí la verdad ¿para qué voy a cargar mi mochila con una piedra tonta y banal?
Profundas amistades deben haber terminado en el tacho por esto. No porque alguien transmitió inocentemente información fáctica (es decir, solo hechos) sino porque justamente a veces la susceptibilidad nos juega malas pasadas y hemos sentido (y resentido) que nos han traicionado. Se sacan tontas y hasta ridículas conjeturas a las que se les da demasiada importancia porque el “tonito” que nos contaron que usó fue tal o cual, porque sentimos que se había sazonado más de lo esperado, porque supusimos que había cierto gesto irónico mientras hablaban de nuestra historia, o por lo que sea… Todo ello sólo alimenta una suerte de masoquismo puro. Parafraseando a una gran amiga mía, si la verdad te incomoda, asúmela caballero! That’s life! Al final, todo ser humano debe aceptar que por más que defendamos nuestra vida privada, vivimos en una gran vitrina. Observamos y somos observados.

lunes, agosto 04, 2008

Mi nueva amiga

Escrito en presente histórico: tiempo verbal usado para referirse a hechos sucedidos en la historia que estrictamente hablando ya son parte del pasado: "El hombre llega a la luna en 1969". “Cristóbal Colón descubre América en 1492”.

Compramos una elíptica. En mi mente, mi imagen se proyecta en una fantasía incomparable: cual Miss Playa 2009 me veo con mi sixpack delicado en la zona abdominal, un derriere fortalecido y a toda prueba de la ley de la gravedad, unos brazos firmes dignos de saludar aparatosamente e inclusive dejar que mi hijo me friegue la vida jugando con el colgajo; en suma, un cuerpo solidificado dejando atrás a los tejidos blandengues que tiemblan cual malagua al menor movimiento.
Ubicación estratégica, frente al televisor. Problema: no tengo dónde colocar el control remoto, si me lo pongo en la cintura del buzo se me va a pegar a la huata y se va a terminar resbalando por la pierna y hacerse puré en el piso. Solución: busco un punto de apoyo cerca, que me permita dejarlo ahí y cada vez que quiera usarlo hacer una maniobra casi acrobática con el peligro de caerme y sacarme la mugre si quiero cambiar de canal. Asumo el riesgo.
Día 1: Arranco. Pasan los malditos primeros DOS minutos, ya no doy, el corazón se me sale por la boca, el pulmón por la oreja y solamente he quemado 20 calorías desgraciadas que no me cubre ni siquiera el valor de la cáscara de la manzana que he comido anoche!!!! El orgullo, depositado en mis caderas puede más. Prosigo. Llego a los CUATRO minutos, el pulso acelerado al máximo, las piernas más duras que plancha de hierro (sensación temporal, para colmo), mejillas a punto de estallar. Me pregunto: ¿este cronómetro estará bien calibrado? Se nota que la elíptica es de género femenino: me odia. Ya me cansé de ver Canal N y las noticias, si logro poner el canal 6 salen las Ohdiosas, si pongo Warner me sale Friends, la regia estúpida de la Jennifer Anniston, y recién voy SEIS minutos. ¿No se habrá malogrado esta vaina? ¿Habré leído bien las instrucciones? OCHO minutos, basta! Primer día, suficiente, si hago un minuto más mañana no voy a poder bajar las escaleras y voy a caminar como escaldada. ¡No way!
Día 2: Mismo nivel, desde luego. Tengo que hacer más. Una mujer como yo no puede dejarse vencer por una máquina, mi orgullo me lo impide, mis mondongos, más! Me subo, empiezo, comprendo que los malditos SEIS primeros minutos son eternos, no pasan nunca, pongo una película, ahora sale una mujer más carnosa que me consuela, y sigo, llego a los DOCE, DOCE!!!!!!!!!! No puedo creerlo, me siento “la pequeña sirenita”.
Días 3 al 17: He logrado llegar a los veinte minutos y siento que ya quemo calorías, que hay que pasar la valla inicial, que ‘ELI” y yo somos amigas, me quiere, aguanta mis quejas, sabe que puede ayudarme y me motiva a tomar la decisión de llegar a la MEDIA HORA (¿dije media hora? ¿habré enloquecido?) Yo… la reina del sedentarismo se ha planteado la F A B U L O S A idea de hacer media hora? Imposible.
Día 18: Trepada en la elíptica. En la tv veo Amazing Race un reality show que consiste en una suerte de carrera alrededor del mundo en donde los concursantes (en pareja) tienen que pasar por retos de orden físico y los van eliminando…. En eso, tengo una visión: una sexagenaria con su sexagenario marido (40 años de casados) tienen que trepar por una cascada en el Brasil. Ella es mi musa, se toma su tiempo, trepa, sufre, suda, se resbala, sigue, trepa, suda, pero NO desmaya…. voy en el minuto VEINTIDÓS, ella sigue, yo también…. y mientras ella alcanza llegar a su meta en la lejanía de la Amazonía con 40 grados de temperatura, yo llegó a mi maravilloso minuto TREINTA!!!! Mi heroína, mi inspiración, mi Teresita de Calcuta, cuando sea grande quiero ser como tú!!!!
Día 20: Tengo que estar lista temprano, hago 12 minutos. No dan Amazing Race, veo a Alan…..qué más puedo pedirle a la vida.

viernes, agosto 01, 2008

Conversemos

Cuando mi generación era adolescente y caminaba a paso seguro hacia la adultez nosotros pasábamos largas horas conversando con nuestros amigos acerca de millones de cosas. Entre ellas recuerdo: origen del mundo, existencia de Dios, madurez, nociones básicas de comportamiento político, el Che, la guerra fría, la vida después de la vida, etc. etc. etc. Digamos que ubico estas conversaciones entre mis 13 y 18 años, en una época en la que lo más moderno en cuanto a tecnología se refiere era el Atari, el Walkman y la máquina de escribir eléctrica con “bolita”.
Era pues el placer de la conversación aquél que consumía nuestro tiempo muerto, nuestras horas libres, en un cara a cara grupal en donde saber fundamentar era lo más importante. Recuerdo alguna vez que estando en Primero de Media una tarde completa hablando con mis amigos de colegio sobre qué sería si la realidad fuera un sueño y viceversa…. Seguramente más de un lector pensará: qué tal pérdida de tiempo…. Como si con ello fueran a arreglar el mundo. Hoy, me es imposible imaginar a un chico de 12 ó 13 años hablando de un tema similar. Y de hecho, si lo hiciera sería el "raro" del grupo.
No obstante, mi punto es el siguiente: cuánto de esto se puede conversar en un mensaje de texto a través de un celular, cuánto a través del Messenger, cuánto se está perdiendo esta generación que mantiene pocas conversaciones cara a cara. Estos chicos que pocas veces pueden disfrutar de largas sobremesas porque hay que salir corriendo porque cada uno tiene sus propias cosas que hacer… La riqueza de la conversación empieza a reducirse a ciertos monosílabos o frases conocidas como sí, no, no sé, como quieras, me da lo mismo, y algunas otras más.
He sido testigo muchas veces de cuántos mensajes se malentienden porque le dejamos todo a la palabra escrita y falta el gesto, la modulación, el movimiento de manos por decir lo menos. A mí sí me ha generado algunas frustraciones, por cierto.
La conversación es pues un arte: la dinámica de intercambiar ideas, fundamentar tu postura, saber escuchar, hablar en el momento indicado. Ello supone una estrategia importantísima en donde muchas veces puede entenderse como un juego de ajedrez. Justamente quien maneja mejor ese arte sabe cuándo mover las piezas de manera adecuada.

domingo, julio 27, 2008

La función va a comenzar...

Uno de los temas que me choca más en Fiestas Patrias es la llegada del circo. Podría enumerar mil cosas más que también me erizan: el uso obligatorio de la escarapela, la parada militar, el desfile escolar, entre muchas más, … Y eso es totalmente ajeno a mi noción de peruanidad, por si acaso. Pero por sobre todo, tengo atragantado en la garganta el tema del circo.
Nunca me llamó la atención, por el contrario, fue una de las tantas torturas a las que me sometieron cuando era niña. Mi padre tenía la "buena suerte" de que siempre le regalaban un palco para la función del mejor circo que llegara a Lima y encima a él le encantaba, con lo cual quedé sometida a la tortura todos los años que se pudo…. (puaj!!!!!!!!!!! Gravol a la vena!)
Por destacar algunos aspectos. El tema de los payasos siempre lo he considerado patético: La dinámica de hacer reír es un arte y como tal hay que saber manejarlo, con pena, el no saber hacerlo lleva a estos pobres individuos a rozar con el patetismo. Odio a los payasos y todo bicho que se le parezca: su ropa, su maquillaje, su tono de voz, sus nombres (Tontolín, Cucharita, Pimpilín…) . Siempre me dieron pena, pero además un rechazo que hasta ahora no puedo explicar: tema de diván.
La presencia de los animales me parecía terrible: fieras enjauladas, osos con grilletes, elefantes que apestaban, perros amaestrados… fatal. Ese olor de excremento mezclado con algodón dulce y manzanas acarameladas..... sin comentarios.
La gritería colectiva, los aplausos, las cornetas, las risas, los vendedores de golosinas, el popular "señoras y señores, niños y niñas" . Insisto: Gravol again!!!!!!!!!!!!
No obstante, debo aceptar que sí disfruté alguna vez, de los acróbatas: volar por los aires ( y caer, claro está que en la red por si algo fallaba). Debe ser por eso que el único cuento que me gusta de Valdelomar es " El vuelo de los cóndores". Pero igual, siempre me terminaba desilusionando algún aspecto de esta situación acrobática, detalles tan tontos como ver que las mallas de las mujeres estaban descosidas o que las niñas estaban sobremaquilladas como viejas.
Nunca llevé a mis hijos al circo, eso me lo propuse siempre (lo cumplí). Uno generalmente les transmite sus propias cargas (tema de otro mail). Pero ¿adivinen quién los llevó alguna vez? Su abuelo.

miércoles, julio 23, 2008

Creo que Freud tenía algo de razón...

para Alejandro




Hoy mi hijo cumple quince años. Evidentemente recuerdo como si fuera ayer lo que costó que esta criatura llegara sana y salva a mis manos. Una friísima tarde de julio nació a los 7 meses y alguito más, con 2 kgs. Todavía me río cuando cojo una bolsa de azúcar en Wong y pienso que tiene el mismo peso que otrora esta criatura que adoro.
La conexión de una madre con una hija es especial. La conexión de una madre con su hijo es …. muy simple: freudiana. Seamos honestos.
¿Cuántas veces tuve que recordarle que un 23 de julio exactamente a la 13:08 le habían cortado el cordón umbilical porque no me dejaba en paz? Que yo era yo, y que él era él. ¿Cuántas veces me dijo tomando mis mejillas con sus manitas la bella frase: ¡mami, eres linda!? Y hoy, a veces siento que me mira como si desaprobara cada uno de mis actos.
Ahora experimenta el duro camino de convertirse en un adulto. Admito con hidalguía que eso me mata y a la vez me enorgullece enormemente.
Su actitud "adolescéntica" la vive con frenesí y pasión. Por momentos es imprevisible y por otros, más transparente que el agua. Tiene un estilo con el que es capaz de sacarme de mis casillas, pero cuando sonríe sabe hacerlo en el momento preciso (yo me indigno conmigo misma) y me compra inmediatamente.
Sé que a veces lo avergüenzo per se, repito: es adolescente; sin embargo, queda muy claro que él no se acuerda de las millones de veces que sin querer queriendo nos hizo sentir (a su padre y a mí) la misma sensación. Así es la vida, parados en orillas diferentes de una parte del camino que nos toca recorrer juntos.
Mi hijo es fuerte, valiente (a veces demasiado), no calcula los riesgos cuando siente que debe decir lo que piensa y más de una vez ello le ha traído problemas. Para mí, es una de sus mayores fortalezas.
El cordón umbilical no se ha cortado, ni creo que se corte jamás. Ese cordón sólo cambió de nombre: él confía en mí y yo confío en él. ¿Qué más puedo pedir?

Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti
y aunque estén contigo
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
(Khahil Gibran)

Freud: creo que estoy en camino a superar el complejo, quince años después….

lunes, julio 21, 2008

Salamandra -recomiendo-

Salamandra es el nombre de una editorial relativamente joven. De ahi salen en español los famosos libros de Harry Potter.
Curiosamente, en las últimas semanas leí dos novelas de esta casa editora El niño con el pijama de rayas -John Boyne- y Cometas en el cielo -Khaled Hosseini-. La primera, recomendada por mi querida alumna Belén Benavides y la segunda por mi amiga Clarita (lectora compulsiva como yo).
La primera novela me encantó: la visión del mundo en una coyuntura difícil desde los ojos de un niño se transmite de manera impecable. Hay que tener presenten en todo momentos ese detalle, el narrador es un niño. Con el conocimiento del que su limitado e ingenuo mundo y un entorno familiar represor le permiten, la novela nos ubica en Alemania durante los '40s. Esa focalización: la visión de Bruno -9 años- produce una magia especial en el texto. Una recomendación para estos días de descanso. El libro no tiene más de 220 páginas.
Con Cometas en el cielo tuve otra reacción. De entrada la novela me gustó. No es una extraordinaria creación literaria pero pasé algunas horas bastante entretenida con la historia de Amin. Es realmente una novela que si se tiene la oportunidad de leer hay que hacerlo. Sin embargo, como diría un conocedor de vinos, éste era un vino de mesa. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que muchas de las situaciones fueron totalmente predecibles -no adelantaré información- , no hubo ningún giro que resultara sorprendente. El texto pecaba de dramático, en demasía. A pesar de que las situaciones lo ameritaban pero resultaba obvio cómo el narrador apelaba a la compasión y lado humano de su lector. Algo así como: mira lo que pasa... mira lo que uno tiene que soportar... No obstante, lo que considero muy rescatable del texto es cómo se presenta la vida en una parte del planeta que es totalmente desconocida para mí. La vida de un personaje que nació el mismo año que yo y que vivió la historia de su país de una forma totalmente diferente a la mía, en todo sentido. En este caso, me quedo con esa "parte" de la novela más que con la historia misma. No sé si me dejo entender, ojalá.

sábado, julio 19, 2008

¿Perder la vergüenza?

Hace algún tiempo atrás me preguntaron a qué edad ya se perdía la vergüenza... quizás la pregunta (que provenía de una adolescente) era: Cuándo dejas de sentir roche?; es decir una suerte de vergüenza social... ¿se entiende? La verdad es que era una pregunta recontra complicada y como tal, su respuesta tenía que ser recontra pensada pero igual creo que terminé enredada.
De hecho todos hemos tenido momentos bochornosos en nuestras vida, momentos en los cuales la frase "tierra trágame" se quedaba en nuestro cerebro como luz de neón y era más cierta que nunca. Cosas sencillas como estar invitado a una comida especial y que cortando la carne se te resbale y el arroz salga literalmente VOLANDO.... que el sostén se te desabroche (y obviamente se haga evidente, o sea, que la prenda termine de gargantilla..), que se te rompa el bikini en la playa, que te manches con la regla (pucha, ¡esa vergüenza no se quita jamás!), no recordar un nombre en un momento crucial de tu vida (¡o confundirlos!), entre otros. Sin embargo, debe haber lectores que lo dicho anteriormente no les toque en lo más mínimo su autoestima y sigan adelante tan frescos como siempre.
Esas son personas valientes, que saben salir airosas de situaciones embarazosas, o que como diríamos en buen criollo: es conchuda y son dignas de toda mi admiración. Podemos coincidir en que la vergüenza tiene grados, a algunos les da más que a otros. Por ejemplo, no tenerla cuando en la parada de un semáforo le pasas la voz al que maneja al lado y preguntarle qué tal es su carro porque te interesa comprar uno igual. Cruzarte con un personaje de la farándula y decirle que te gusta su trabajo. Decir lo que crees en el momento que crees sin ofender a nadie.
No obstante, hay que tener cuidado. El sentido de ubicaína (oportunidad y medida del riesgo) debe ser el ingrediente fundamental, puesto que a veces NOSOTROS puede que no nos sintamos avergonzados pero quien nos acompaña sí. Ahí está el detalle o prepárate porque se puede venir una crisis, y de las buenas. Nos guste o no vivir en esta sociedad supone la aceptación de ciertos códigos de comportamiento y a veces el nuestro puede resultar condenable y evidentemente avergonzante.

martes, julio 15, 2008

Filiación literaria

Desde la expulsión de Adán (y Eva) del Paraíso queda claro que la relación padre/ hijo ha sido conflictiva. De hecho, luego Tayta Dios repitió el plato cuando decidió que Jesucito hiciera lo que hizo para "salvar" a toda la humanidad. Increíble que tal poder mantuvo sobre su hijo que a los 33 años lo siguió obedeciendo a rajatabla. (Yo no puedo lograr que el mío ordene su cuarto a los 14). En fin...
En la literatura es inevitable percatarse de lo complejo de esta relación y seguramente podría hacer una lista interminable de ejemplos. Me vienen a la mente Pedro Páramo, La ciudad y los perros, El corazón del tártaro y la última leídas Ojalá octubre y El mundo.
Me llamó la atención que en estas dos últimas novelas escritas por autores españoles cuyo corte autobiográfico es evidente (ficción o no ficción) las relaciones de éstos con sus padres son muy interesantes. El niño que ve a su padre trabajando y que de adulto carga sus cenizas para echarlas al mar, la huella de alguna frase pronunciada por un padre que marca para siempre. El padre que muere, los hijos que recuerdan y por fin logran entender muchos aspectos de su vida. Tarde, tal vez, pero alcanzan un entendimiento que los libera. Sobre todo eso: los libera. Pues si en vida, la relación fue tensa y no hubo una explicación al conflicto, ante la muerte del progenitor el hijo es capaz de resolver más enigmas que los planteados por la Esfinge de Tebas. Puede ya, tomar una distancia y analizar sin herir.
Por otro lado, también están los personajes que se angustian porque empiezan a perder el rostro de su madre en la memoria, temen que se le pierda el recuerdo más preciado. Pues la orfandad de un rostro echa más dolor a la que ya se carga. Un claro ejemplo es Daniel Sempere en La sombra del viento.
El "exorcismo literario" de esas relaciones es realmente enorme. Hay oferta para todos los gustos. Es cuestión de darles una miradita y hasta podemos encontrarnos con los Karamazov siendo cómplices de un parricidio.

sábado, julio 12, 2008

¡Cadenas a mí!

Cuando no tenía más de 12 años me llegó (por correo postal) un sobre sin remitente; al abrirlo descubrí por primera vez lo que era una cadena. Ésta era de aquellas que te contaban historias dramática de ciegos y paralíticos que se curaban milagrosamente por seguir la cadena, de San Mengano de Rivera y demás hierbas. Un temor me asaltó: ¡uy!, ¿y ahora qué hago? , ¿y si me muero mañana como dice aquí?, ¿y si me caen las siete plagas de Egipto (o eran diez)?... No obstante, seguramente algo pasó y me olvidé de la cuestión y aquí estoy, sin plagas, vivita y coleando.
Hoy las cadenas son menos dramáticas pero igual de tontas y vanales y obviamente se han adaptado a los tiempos modernos, pues te llegan a tu mail con cara de Power Point. Los contenidos varían tanto como los títulos de los libros de autoayuda, pretenden conmover el lado sensible de quien las recibe y hacernos pensar: ¡qué linda esta persona que piensa en y me mandó esto!
Error: esa persona se lo mandó a medio mundo y sólo pone reenviar. Encima, la gran, gran, grandísima mayoría está dirigida al público femenino porque aquí algo sí me queda claro, solemos –la mayoría de las mujeres- leer todo lo que alguien conocido nos envía: ¿será que somos más pacientes, o tenemos un poquitito más de tiempo, o sabe Dios qué diablos?
No entiendo la necesidad de "colgarse" de la creatividad ajena e invadir tu psique con estos mensajes melosos, cursis y hasta mal redactados. Ni siquiera el remitente pone un poquito de atención para revisar la ortografía, digitación o al menos términos localistas del mensaje en cuestión, creo que considera que con "reenviar" ya te está haciendo un buen regalito.
Hay que ser un poco más originales ¿no se podría escribir algo tan sencillo como decir lo que sentimos y evitar meter a todos nuestros conocidos en el mismo saco? Ello finalmente termina "cosificando" a las personas quienes no reciben, como quien dice, una muestra de afecto personalizada.
Yo, particularmente he optado por lo mejor, buscando mi sanidad mental: todo aquello que venga con pinta de cadena, Power Point lacrimógeno, mensajito de amistad, feminismo barato, contenido fraternal, oración a San Benito de la conchinchina o cuanto se le parezca, afilo mi dedo índice y apunto directo y sin compasión a la maravillosa tecla DELETE o SUPRIMIR (dependiendo del tipo de teclado).
pd. Si no reenvías este artículo en las próximas horas se te romperá una uña, te saldrá otro rollo y o se te escapará un pedo en público. Si tomas la sabia decisión de hacerlo, podrás ganar -supongo yo- esborzar una grata sonrisa! Atente a las consecuencia.

miércoles, julio 09, 2008

¿Cómo llegamos hasta aquí?

Hay historias en la vida que realmente no tienen ni pies ni cabeza para aquellos que medianamente conservan cierta sensatez a pesar de los locos tiempos en los que vivimos. Por ello, analizan, reflexionan, comentan, buscan causas, calculan consecuencias... En ello, se va gran parte del tiempo libre, tratando de entender cómo una persona inteligente, bien preparada, educada, viajada, culta, puede equivocarse tanto y tal vez ser engañada, usada o manipulada sin darse cuenta.
Es cierto que muchas veces las necesidades afectivas de un ser humano pueden conducirlo a cometer errores (y graves), necesidades que se esconden tras corazas, son buenos trabajadores, son buenos padres, y sin embargo, una lista de carencias emocionales que se van adquiriendo a lo largo de la vida explotan en un segundo (o lo hacen de manera sistemática) y van causando daños que tal vez serán irreparables en estos seres y a veces en quienes los rodean.
Surgen vidas paralelas y no todas son por el placer de “gozar una aventura”. Llegan a vivir una película que van inventando (y creyendo) y que a la vez sienten que son los protagonistas y evidentemente directores de una historia que les produce una felicidad a medias. Pues de hecho es a medias. Sienten culpa, pero a la vez justifican sus actos ante quienes tratan de ayudarlo o simplemente no piensa en ello y sigue trepado en el vagón incorrecto.
Un gran amigo mío que maneja la llamada psicología popular o callejera, me decía el otro día durante un "cafecito terapéutico": Yo siempre le digo a mi mujer: nosotros cagamos a nuestros hijos. No tuve más que darle toda la razón, pues cualquiera sabe que parte de las carencias se van adquiriendo en la infancia y se van consolidando en la adolescencia. De adultos, algunas nos arrastran a equívocos terribles, pero a veces se pueden evitar.
De ahí que, por ejemplo, los hijos -de adultos- van entretejiendo sus vidas con mujeres que se parecen a sus madres, u hombres que se parecen a los padres, o justamente buscan todo lo contrario y de tener una madre piadosa, devota y castradora podemos encontrar una pareja digna de trabajar en un cabaret, con el respeto que se merecen: la madre y la “trabajadora”. Buscan pagar culpas ajenas, creen que su vida forma parte de algún destino prestablecido donde a ellos les ha tocado cargar con el "karma" ajeno, viven historias similares a las de sus padres y a veces de manera más consciente de la que se cree, buscan algo, no saben qué, sin darse cuenta que NO lo van a encontrar en otra persona. Al sentirse infelices con ellos mismos creen que otro puede regalarles la felicidad envuelta en palabras, gestos, caricias sin cobranzas (o con ellas). Al dejar la culpa al destino, a los demás, la frase: era inevitable... cobra una importancia increíble, cuando, analizando hasta la médula, nos damos cuenta que lo in-evitable no existe... excepto morir.
Hay historias en donde el protagonista en una momento de sensatez, fortaleza y autocrítica decide enrumbar y retomar; otras, en las que no decide... la vida -o alguien más- lo hace por él o ella... los finales son impredecibles. El tiempo dirá.